Arrastro sucias promesas entre mis dientes
Cabalgo…
Cabalgo donde el café es amargo
Los atracos huelen a jazmín
Los “te quiero” a pólvora
Donde los perros Apoyados en una barra
Corean mis palabras, y gatos maúllan sobre mi tejado,
Donde los viejos lloran sobre un elixir en la entrepierna
De cada burdel
Donde los poetas de calle desgarran sus gargantas
Empuñando una cerveza cuneteada, escupiendo al pavimento su fallido intento por desenmascarar a la belleza.
Por fin… los alquimistas transformando el asfalto en poesía,
Saborean el pecado entre sus labios
Palabreando a esos artistas atrincherados en la luna.
viernes, 26 de marzo de 2010
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